Hombres y mujeres no pueden evitar sentirse atraídos por sus amistades del sexo opuesto, y esto se transforma en una carga que puede dañar la relación, según un nuevo estudio en el cual el 32 por ciento de las personas que dijeron sentirse atraídos por amistades del otro sexo consideraron el hecho como un costo, mientras que sólo el 6 por ciento dijo que era un beneficio, siendo las mujeres las más propensas a pensar que la atracción era un inconveniente.
La investigación vuelve a encender el debate sobre si los hombres y las mujeres pueden ser sólo amigos, sin permitir que interfiera la común atracción entre personas de distinto sexo, un tema genialmente tratado en la inovlidable película "Cuando Harry conoció a Sally".
Cuando se les pidió a los participantes de la encuesta que enumeraran los beneficios y los inconvenientes de tener amigos del sexo opuesto, el 47 por ciento de las mujeres con edades entre 18 y 23 años manifestaron que la atracción mutua era un costo que podía deteriorar la relación y que incluso podía afectar las relaciones de pareja, mientras el 22 por ciento de los hombres opinó lo mismo.
El 38 por ciento de las mujeres y el 25 por ciento de los hombres con edades entre 27 y 50 años, manifestaron que soportar los celos de sus parejas era parte del costo de mantener una amistad con alguien del sexo opuesto.
Los investigadores de la Universidad de Wisconsin responsables del trabajo, opinan que sus hallazgos implican la atracción por el sexo opuesto en la amistad como una práctica frecuente ( sin importar si se encuentran involucrados en una relación romántica ) y de consecuencias potencialmente negativas a largo plazo.
En otro estudio, 88 hombres y mujeres en edad universitaria llegaron al laboratorio con un amigo del sexo opuesto, y se les pidió que calificaran el nivel de atracción hacia su amigo/a en una escala del uno al nueve, a lo cual, en promedio los hombres calificaron con un cinco, y las mujeres con un cuatro.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que la interacción con un miembro del sexo opuesto instintivamente desencadena estrategias de apareamiento que se desarrollaron decenas de miles de años atrás, más allá de que su intención consciente sea platónica.
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